El efectivo y los cambios en hábitos de pago

El dinero, en cualquiera de sus formas (dinero “mercancía”, “representativo” o “fiduciario”), tiene tres funciones: es un medio de intercambio, es decir, un medio de pago con un valor en el que las personas confían; es una unidad de cuenta que permite expresar el precio de los bienes y servicios además es un depósito de valor.

En los últimos años ha disminuido la importancia del uso del efectivo. El impacto de la pandemia aceleró tendencias que ya se venían gestando, como la incorporación de nuevas tecnologías de pago y una mayor digitalización del comercio. La necesidad de reducir el contacto físico en las transacciones llevó a que muchos consumidores adoptarán por primera vez medios de pago electrónicos, lo que impulsó aún más su penetración en el mercado.

Presenta algunas desventajas evidentes: Es susceptible a pérdidas o robo, suele ser incómodo, especialmente para compras grandes, y su administración requiere esfuerzo y  costos. 

La creciente preferencia de los consumidores por  alternativas rápidas, seguras y sencillas  de pago como tarjetas de crédito, débito, códigos QR e incluso criptomonedas, representa un cambio de paradigma al que los establecimientos comerciales han debido adaptarse para mantener su volumen de ventas. 

La forma en que las personas realizan los pagos en nuestro país viene experimentando un importante cambio hacia un mayor uso de los medios electrónicos, un proceso que ha sido potenciado de forma decidida por el Banco Central de la República Argentina  a través de medidas y programas innovadores y de gran impacto. 

Si bien el efectivo sigue siendo el medio de pago más usado en los comercios, nuestra nación se distingue en Sudamérica, por ser el país con mayor utilización de las billeteras digitales tanto en el punto de venta como en el comercio electrónico, según el informe “The Global Payments Report 2024″ elaborado por WorldPay. 

Actualmente el 25% de los consumidores paga con billeteras digitales en los puntos de venta (la cifra más alta de la región) y un 25% lo hace en efectivo (cayó dos puntos porcentuales frente a la edición pasada). Por detrás, le siguen las tarjetas de débito y prepagas (21%), las tarjetas de crédito (20%), transferencias de cuenta a cuenta (8%) y bajo el sistema “compre ahora, pague después” (1%).

De acuerdo con las proyecciones para 2030, se estima que el efectivo constituirá el 16% de las transacciones. Los métodos de pago predominantes serán las billeteras digitales, que alcanzarán el 39%, y los pagos directos de cuenta a cuenta, con un 17%. En menor medida, se utilizarán las tarjetas de crédito (15%), las tarjetas de débito y prepago (13%), y el financiamiento ofrecido por los comercios a través de la modalidad “compre ahora y pague después” (1%).

Daniel Ponce de León (Mgtr. Adm. Estratégica en Negocios, Consultor de Empresas. Docente.)